En 1348, una enfermedad
terrible y desconocida se propagó por Europa, y en pocos años sembró la muerte
y la destrucción por todo el continente.
A mediados del siglo XIV, entre
1346 y 1347, estalló la mayor epidemia de peste de la historia de Europa, tan
sólo comparable con la que asoló el continente en tiempos del emperador
Justiniano (siglos VI-VII). Desde entonces la peste negra se convirtió en una
inseparable compañera de viaje de la población europea, hasta su último brote a
principios del siglo XVIII. Sin embargo, el mal jamás se volvió a manifestar
con la virulencia de 1346-1353, cuando impregnó la conciencia y la conducta de
las gentes, lo que no es de extrañar. Por entonces había otras enfermedades
endémicas que azotaban constantemente a la población, como la disentería, la
gripe, el sarampión y la lepra, la más temida. Pero la peste tuvo un impacto
pavoroso: por un lado, era un huésped inesperado, desconocido y fatal, del cual
se ignoraba tanto su origen como su terapia; por otro lado, afectaba a todos,
sin distinguir apenas entre pobres y ricos. Quizá por esto último, porque
afectaba a los mendigos, pero no se detenía ante los reyes, tuvo tanto eco en
las fuentes escritas, en las que encontramos descripciones tan exageradas como
apocalípticas.
Sobre el origen de las
enfermedades contagiosas circulaban en la Edad Media explicaciones muy
diversas. Algunas, heredadas de la medicina clásica griega, atribuían el mal a
los miasmas, es decir, a la corrupción del aire provocada por la emanación de
materia orgánica en descomposición, la cual se transmitía al cuerpo humano a
través de la respiración o por contacto con la piel. Hubo quienes imaginaron
que la peste podía tener un origen astrológico –ya fuese la conjunción de
determinados planetas, los eclipses o bien el paso de cometas– o bien
geológico, como producto de erupciones volcánicas y movimientos sísmicos que
liberaban gases y efluvios tóxicos. Todos estos hechos se consideraban
fenómenos sobrenaturales achacables a la cólera divina por los pecados de la
humanidad.
De las ratas al hombre
Únicamente en el siglo XIX se
superó la idea de un origen sobrenatural de la peste. El temor a un posible
contagio a escala planetaria de la epidemia, que entonces se había extendido
por amplias regiones de Asia, dio un fuerte impulso a la investigación
científica, y fue así como los bacteriólogos Kitasato y Yersin, de forma
independiente pero casi al unísono, descubrieron que el origen de la peste
era la bacteria yersinia pestis, que afectaba a las ratas negras y a
otros roedores y se transmitía a través de los parásitos que vivían en esos
animales, en especial las pulgas (chenopsylla cheopis), las cuales
inoculaban el bacilo a los humanos con su picadura. La peste era, pues, una
zoonosis, una enfermedad que pasa de los animales a los seres humanos. El
contagio era fácil porque ratas y humanos estaban presentes en graneros,
molinos y casas –lugares en donde se almacenaba o se transformaba el grano del
que se alimentan estos roedores–, circulaban por los mismos caminos y se
trasladaban con los mismos medios, como los barcos.
La
bacteria rondaba los hogares durante un período de entre 16 y 23 días antes
de que se manifestaran los primeros síntomas de la enfermedad. Transcurrían
entre tres y cinco días más hasta que se produjeran las primeras muertes, y tal
vez una semana más hasta que la población no adquiría conciencia plena del
problema en toda su dimensión. La enfermedad se manifestaba en las ingles,
axilas o cuello, con la inflamación de alguno de los nódulos del sistema
linfático acompañada de supuraciones y fiebres altas que provocaban en los
enfermos escalofríos, rampas y delirio; el ganglio linfático inflamado recibía
el nombre de bubón o carbunco, de donde proviene el término «peste bubónica».
La forma de la enfermedad más corriente era la peste bubónica primaria, pero
había otras variantes: la peste septicémica, en la cual el contagio pasaba a la
sangre, lo que se manifestaba en forma de visibles manchas oscuras en la piel
–de ahí el nombre de «muerte negra» que recibió la epidemia–, y la peste
neumónica, que afectaba el aparato respiratorio y provocaba una tos
expectorante que podía dar lugar al contagio a través del aire. La peste
septicémica y la neumónica no dejaban supervivientes.
Origen y propagación
La peste negra de mediados del
siglo XIV se extendió rápidamente por las regiones de la cuenca mediterránea y
el resto de Europa en pocos años. El punto de partida se situó en la ciudad
comercial de Caffa (actual Feodosia), en la península de Crimea, a orillas
del mar Negro. En 1346, Caffa estaba asediada por el ejército mongol, en cuyas
filas se manifestó la enfermedad. Se dijo que fueron los mongoles quienes
extendieron el contagio a los sitiados arrojando sus muertos mediante catapultas
al interior de los muros, pero es más probable que la bacteria penetrara a
través de ratas infectadas con las pulgas a cuestas. En todo caso, cuando
tuvieron conocimiento de la epidemia, los mercaderes genoveses que mantenían
allí una colonia comercial huyeron despavoridos, llevando consigo los bacilos
hacia los puntos de destino, en Italia, desde donde se difundió por el resto
del continente.
Una de las grandes cuestiones
que se plantean es la velocidad de propagación de la peste negra. Algunos
historiadores proponen que la modalidad mayoritaria fue la peste neumónica o
pulmonar, y que su transmisión a través del aire hizo que el contagio fuera muy
rápido. Sin embargo, cuando se afectaban los pulmones y la sangre la muerte se
producía de forma segura y en un plazo de horas, de un día como máximo, y a
menudo antes de que se desarrollara la tos expectorante, que era el vehículo de
transmisión. Por tanto, dada la rápida muerte de los portadores de la
enfermedad, el contagio por esta vía sólo podía producirse en un tiempo muy
breve, y su expansión sería más lenta.
Los indicios sugieren que la
plaga fue, ante todo, de peste bubónica primaria. La transmisión se produjo
a través de barcos y personas que transportaban los fatídicos agentes, las
ratas y las pulgas infectadas, entre las mercancías o en sus propios cuerpos, y
de este modo propagaban la peste, sin darse cuenta, allí donde llegaban. Las
grandes ciudades comerciales eran los principales focos de recepción. Desde
ellas, la plaga se transmitía a los burgos y las villas cercanas, que, a su
vez, irradiaban el mal hacia otros núcleos de población próximos y hacia el
campo circundante. Al mismo tiempo, desde las grandes ciudades la epidemia se
proyectaba hacia otros centros mercantiles y manufactureros situados a gran
distancia en lo que se conoce como «saltos metastásicos», por los que la peste
se propagaba a través de las rutas marítimas, fluviales y terrestres del
comercio internacional, así como por los caminos de peregrinación. Estas
ciudades, a su vez, se convertían en nuevos epicentros de propagación a escala
regional e internacional. La propagación por vía marítima podía alcanzar unos
40 kilómetros diarios, mientras que por vía terrestre oscilaba entre 0,5 y 2
kilómetros, con tendencia a aminorar la marcha en estaciones más frías o
latitudes con temperaturas e índices de humedad más bajos. Ello explica que muy
pocas regiones se libraran de la plaga; tal vez, sólo Islandia y Finlandia.
A pesar de que muchos
contemporáneos huían al campo cuando se detectaba la peste en las ciudades (lo
mejor, se decía, era huir pronto y volver tarde), en cierto modo las ciudades
eran más seguras, dado que el contagio era más lento porque las pulgas tenían
más víctimas a las que atacar. En efecto, se ha constatado que la progresión de
las enfermedades infecciosas es más lenta cuanto mayor es la densidad de
población, y que la fuga contribuía a propagar el mal sin apenas dejar zonas a
salvo; y el campo no escapó de las garras de la epidemia. En cuanto al número
de muertes causadas por la peste negra, los estudios recientes arrojan cifras
espeluznantes. El índice de mortalidad pudo alcanzar el 60 por ciento
en el conjunto de Europa, ya como consecuencia directa de la infección, ya
por los efectos indirectos de la desorganización social provocada por la
enfermedad, desde las muertes por hambre hasta el fallecimiento de niños y
ancianos por abandono o falta de cuidados.
Las cifras del horror
La
península Ibérica, por ejemplo, pudo haber pasado de seis millones de habitantes a dos o
bien dos y medio, con lo que habría perecido entre el 60 y el 65 por ciento de
la población. Se ha calculado que ésta fue la mortalidad en Navarra, mientras
que en Cataluña se situó entre el 50 y el 70 por ciento. Más allá de los
Pirineos, los datos abundan en la idea de una catástrofe demográfica. En
Perpiñán fallecieron del 58 al 68 por ciento de notarios y jurisperitos; tasas
parecidas afectaron al clero de Inglaterra. La Toscana, una región italiana
caracterizada por su dinamismo económico, perdió entre el 50 y el 60 por ciento
de la población: Siena y San Gimignano, alrededor del 60 por ciento; Prato y
Bolonia algo menos, sobre el 45 por ciento, y Florencia vio como de sus 92.000
habitantes quedaban poco más de 37.000. En términos absolutos, los 80
millones de europeos quedaron reducidos a tan sólo 30 entre 1347 y 1353.
Los brotes posteriores de la epidemia cortaron de raíz la recuperación
demográfica de Europa, que no se consolidó hasta casi una centuria más tarde, a
mediados del siglo XV. Para entonces eran perceptibles los efectos
indirectos de aquella catástrofe. Durante los decenios que siguieron a la
gran epidemia de 1347-1353 se produjo un notorio incremento de los salarios, a
causa de la escasez de trabajadores. Hubo, también, una fuerte emigración del
campo a las ciudades, que recuperaron su dinamismo. En el campo, un parte de
los campesinos pobres pudieron acceder a tierras abandonadas, por lo que creció
el número de campesinos con propiedades medianas, lo que dio un nuevo impulso a
la economía rural. Así, algunos autores sostienen que la mortandad provocada
por la peste pudo haber acelerado el arranque del Renacimiento y el inicio de
la «modernización» de Europa.
LA PESTE NEGRA: 1339 – 1351d.C.
La peste negra | Documental Canal Historia
El inicio del siglo XIV marcó el fin de un larga etapa de expansión de la
economía europea abriendo la puerta al período que la historiografía denomina
“crisis de la baja Edad Media”. Los cuatro jinetes del Apocalipsis (la guerra,
el hambre, la peste y la muerte) se convertirían en el símbolo de un período
histórico caracterizado por la inestabilidad política vinculada al contexto de
la Guerra de los Cien Años, la crisis agraria desencadenante de terribles
hambrunas y la muerte de cerca de la mitad de la población europea a causa de
la extensión de la peste.
CONTINUANDO el
crecimiento iniciado en el XI, el siglo
XIII fue de un desarrollo excepcional: fue el siglo de las ciudades, las
universidades y las catedrales góticas; fue la época en que se
consolidaron los reinos medievales y se produjo la expansión europea hacia el
exterior con las cruzadas. Pero este esplendor duró poco; en el XIV, una
profunda crisis se extendió por el continente: peste, hambrunas y guerras.
Apartirdel X.lse produce un crecimiento de población
debido, entre otras causas, al aumento de la producción agrícola y ganadera
(mejora de las técnicas, extensión de nuevos cultivos como verduras, frutas..,
aumento de tierras cultivables, etc).
Parte de la población se traslada a los “burgos” o arrabales surgidos en torno a
las antiguas ciudades romanas, alrededor de un castillo o monasterio, donde se
celebraba un mercado –feria- semanal. Sus habitantes forman una nueva clase
social, dedicada al comercio y a la artesanía (burguesía).
Esto provoca el resurgimiento de las ciudades y, con
ello, una mayor división del trabajo y el intercambio de productos: el
excedente agrícola permite que en la ciudad vivan artesanos especialistas en
oficios (albañiles, panaderos, herreros, tejedores...). Aparecen los gremios, asociaciones locales de
comerciantes y artesanos de un mismo oficio, dedicados a la defensa de los
intereses de sus miembros y a la reglamentación de su trabajo. Cada oficio se
organizaba en 3 categorías: maestro, dueño del taller y herramientas; oficiales
y aprendices, que podían llegar a ser maestros si demostraban el dominio del
oficio.
Se produce un desarrollo del comercio a larga distancia (mapa),
marítimo (Oriente->sedas, especias, yel Báltico) y terrestre, por los valles del Rin y el Ródano. El
desarrollo mercantil intensifica la
circulación monetaria, surgiendo de la burguesía los cambistas, que se
acabarán convirtiendo en banqueros
cuando, además de cambiar los diversas monedas de oro y plata, aceptenguardar dinero de otras personas y hagan
préstamos. Son los comienzos de la banca y de las sociedades mercantiles que se
desarrollarán en la Edad Moderna.
La mejor expresión del esplendor urbano
lo constituyen las catedrales góticas.
CRECIMIENTO DEMOGÁFICO Y AGRARIO
Durante los siglos XII y XIII, pasadas las invasiones, la población de Europa
creció de manera importante.
La razón principal de este crecimiento
fue que aumentó la producción agrícola. Y hubo, por tanto, más alimentos.
La producción agrícola aumentó por los
siguientes motivos:
Se pusieron en cultivo nuevas tierras.
Bosques talados.
Pantanos disecados.
Se introdujeron nuevas técnicas agrícolas:
Rotación trienal
Selección de las semillas
Abono animal
Nuevo arado con ruedas y vertedera
Uso del caballo como animal de tiro
Uso más generalizado de los molinos de agua.
LA CIUDAD MEDIEVAL
El final de las invasiones hizo que aumentara la seguridad y ya no fuera
necesario vivir cerca de los castillos. Por otra parte, el aumento de la
producción agraria hizo posible un aumento de la población. Ambas cosas
permitirán un nuevo desarrollo de las ciudades, casi desaparecidas en los
siglos anteriores.
Las ciudades medievales estaban rodeadas de murallas y se organizaban en
torno a la plaza mayor, donde se situaban el ayuntamiento y la catedral.
Dentro de las murallas, se situaban las casas, los palacios, los
conventos, los talleres de los artesanos, etc.
Fuera de las murallas, se construían los hospitales, los cementerios,
los huertos y, cuando era necesario por el crecimiento de la población, nuevos
barrios.
PRINCIPALES CIUDADES
EUROPEAS
Elorigen de las ciudades
medievales era diverso: muchas eran antiguas ciudades romanas; otras habían nacido en cruces de
caminos, en lugares de paso para los mercaderes o en las cercanías de castillos
o monasterios.
Todas las ciudades cumplían con las
funciones básicas de las ciudades: administrativas, comerciales y artesanales.
Pero algunas se especializaron en alguna función:
1.La artesanía (producción de objetos) estaba en la Edad Media
organizada a través de los gremios.
2.Los gremios eran asociaciones de artesanos un mismo oficio
(herreros, caldereros, alfareros, etc.) que imponían normasen todos los
aspectos de la producción: precios, calidad de las piezas, jornada laboral,
etc.
3.Los artesanos trabajaban en talleres, situados en la propia
casa y abiertos a la calle para poder vender los productos. Todos los talleres
del mismo oficio estaban en la misma calle.
4.Cada taller estaba formado por:
•El maestro, dueño del local las herramientas, las materias
primas y los productos hechos.
•Los oficiales eran empleados que podían establecerse por su
cuenta cuando hubieran demostrado su capacidad de acuerdo con las normas.
•Los aprendices, que vivían en casa del maestro.
EL COMERCIO Y LAS
RUTAS COMERCIALES
A partir del siglo XIII, el comercio comenzó a resurgir, debido sobre
todo a que el desarrollo de la agricultura permitió el excedente de productos.
En Europa se desarrollaron varias rutas comerciales. Las más importantes
eran las marítimas porque el transporte terrestre era muy complicado en esta
época1. La ruta atlántica, que discurría desde el Mar Báltico hasta el Estrecho
de Gibraltar. Los puntos más importantes de esta ruta eran: Hamburgo, Amberes,
Brujas y Burdeos.2. La ruta mediterránea, que tenía su base en las ciudades del
norte de Italia, Venecia y Génova, y se extendía hacia el este y hacia el
oeste.
En la actividad comercial fueron muy importantes los ríos navegables (el
Sena, El Rhin, el Támesis, etc.) porque permitieron comunicar zonas que estaban
lejos de la costa.
Los productos con los que se comerciaba eran muy variados: alimentos
(cereales, vino, carne y pescado en salazón), minerales, madera y productos
artesanales (cueros, pieles, seda, etc.)
LAS FERIAS
Una interesante manifestación de la actividad comercial eran las ferias.
Las ferias eran mercados que se celebraban una o varias veces al año y
en los que se reunían mercaderes de diversos sitios.
•Entre otras cosas, estos mercados sirvieron para que volviera a
utilizarse la moneda, que prácticamente había desaparecido en los siglos
anteriores.
La circulación de dinero hizo que apareciera la figura del cambista
(especie de banquero que prestaba dinero con intereses).
Las ferias más importantes de Europa eran las que se celebraban en la
región francesa de Champaña.
LAS TRANSFORMACIONES
EN LA SOCIEDAD FEUDAL
La sociedad siguió teniendo una organización estamental. No obstante, a
partir del siglo XIII pueden señalarse los primeros cambios:
1.Los nobles siguieron siendo
los propietarios de la tierra y mantuvieron sus privilegios. Pero, como las
invasiones habían acabado y el peligro era menor, muchos abandonaron los
castillos y se fueron a las ciudades, donde se construyeron lujosos palacios. A
sus actividades anteriores (caza y torneos), unieron las fiestas, el baile,
etc.
2.Dentro del clero,
se produjeron dos cambios significativos:
•Una mejora en los niveles culturales, gracias, sobre todo, a
las escuelas episcopales.
•La creación de órdenes religiosas que residían en las
ciudades. Son las llamadas ÓRDENES MENDICANTES, que viven de la limosna y
quieren dar ejemplo máximo de pobreza. Señalemos entre ellas a los
franciscanos, agustinos, dominicos…
3.Muchos campesinos
libres abandonaron el campo y se buscaron la vida en las ciudades, que
habían crecido y ofrecían nuevas oportunidades.
4.Dentro del estado
llano, surgirá en las ciudades un nuevo grupo social, la burguesía. Está compuesto por personas
que viven en las ciudades dedicadas a la agricultura y el comercio. El nombre
le viene del término “burgo”, que significa ciudad.
EL GOBIERNO DE LAS CIUDADES
Al principio, las ciudades estaban bajo el
dominio del señor feudal en el que estaban situadas.
Pero, con el tiempo, muchas de ellas
consiguieron hacerse independientes. Esto ocurría cuando el rey concedía a las
ciudades fueros(documentos que otorgaban autonomía a las ciudades y
establecían las normas por las que debía regirse).
El grado de autonomía municipal fue aumentando con el
tiempo. Muchas de ellas llegaron incluso a crear un gobierno municipal,
compuesto por:
•Un Consejo, formado por miembros de
las familias más importantes y que representaba a todos los ciudadanos.
•Una serie de magistrados(el alcalde
y los concejales), encargados de ejecutar las decisiones tomadas por el
Consejo.
EL PODER DE LOS
REYES
Poco a poco, el poderde los reyes fue aumentando. En este proceso de fortalecimiento del
poder real, hay dos elementos muy importantes:
•El trono se convirtió en hereditario. Hay
que tener en cuenta que, antes, era frecuente que, a la muerte de un rey, se
reunieran los principales señores para elegir al sucesor. Y algunas veces,
había luchas armadas entre ellos.
•Se generalizó el derecho a que fuera el
hijo primogénito el que sustituyera al rey muerto.
LAS CORTES
Durante estos siglos, aparece en algunos territorios una nueva
institución de gobierno, las Cortes:
•Estaban formadas por representantes de la nobleza, el clero
y las ciudades.
•Tenían como misión aconsejar a los reyes en las decisiones
importantes: establecer impuestos y declarar la guerra.
•Con el tiempo, apareció una cierta tensión entre el Rey y
las Cortes, en la medida en la que estas trataban de poner límites al poder
real.
•Según los lugares, las Cortes reciben otros nombres:
Parlamento (Inglaterra), Estados Generales (Francia) o Dieta (estados
alemanes).
LA RELIGIÓN
La sociedad europea de la Baja Edad Media (siglos XI al XV) siguió
siendo muy religiosa.
Los aspectos religiosos más importantes en esta etapa son los
siguientes:
a.Las HEREJÍAS
b.El desarrollo de las Órdenes
Religiosas
c.Las Cruzadas
A) LAS HEREJÍAS.
Eran opiniones o creencias contrarias a la doctrina oficial de la
Iglesia. Para perseguir las herejías, la Iglesia creó, en el siglo XII, el
tribunal de la Santa Inquisición.
B) LAS ÓRDENES
RELIGIOSAS
En este periodo, las principales modificaciones en el clero secular
fueron las siguientes:
1.El crecimiento de la Orden del Císter a partir de la reforma
realizada en la misma por Bernardo de Claraval. Los cistercienses, partidarios
de llevar una vida austera, tendría una notable influencia en la vida europea
de estos siglos.
2.A partir del siglo XIII, nacieron las llamadas órdenes
mendicantes, que viven en las ciudades dedicadas a predicar el Evangelio y
viviendo de la caridad. Entre las más importantes, citemos: los dominicos y los
franciscanos.
C) LAS CRUZADAS
Durante los siglos XII y XIII tuvieron
lugar siete cruzadas más, con el mismo espíritu de las realizadas en los siglos
anteriores (desalojar a los musulmanes de los “Santos Lugares”).
Una consecuencia de las cruzadas fue la
creación de órdenes militares:
•Eran congregaciones de monjes-soldados, creadas para luchar contra los
infieles pero también para dedicarse a labores humanitarias.
•Algunas de ellas, como los templarios, llegaron a tener un gran poder.
LA CULTURA
La recuperación de la cultura iniciada en el siglo XI se mantuvo en los
siguientes.
Se crearon nuevas escuelas y universidades:
•Se siguió estudiando el triviumy el quadrivium, pero se
añadieron nuevos estudios: derecho, medicina, filosofía, etc.
•Hay que destacar la ESCUELA DE TRADUCTORES DE TOLEDO:
•Creada por el rey Alfonso X el Sabio.
•Se dedicó a traducir textos clásicos, lo que fue muy
importante para recuperar la cultura de la antigüedad griega y latina.
Los principales inventos de este periodo son los siguientes:
•La rueca, un instrumento para hilar que permitió el
desarrollo de la artesanía del tejido.
•La carabela, un tipo de barco más moderno que permitió
recorrer largas distancias.
•La imprenta, ideada por el alemán Gutenberg en 1440. Se
trata de un invento revolucionario que permitió hacer copias masivas de los
libros y que la cultura se extendiera por todo occidente.
•Las iglesias se
construyen más grandes, más altas y con grandes ventanales,
lo que hace que sean muy luminosas.
•Tener los muros
reforzados en el exterior con arbotantes.
•Estar muy decoradas
con esculturas, pinturas y vidrierasen las ventanas.
•Ser una arquitectura urbana.
Aparece la catedral como el gran centro de la ciudad.
Catedral de Notre-DamedeParís
El Gótico
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•La escultura se hace más natural y refinada y surge la pintura al óleo.
Los temas predominantes son los religiosos, aunque también hay retratos
y escenas de la vida cotidiana.
Son frecuentes también los retablos, que son conjuntos de pinturas y/o
esculturas que se situaban detrás de los altares de las iglesias.
Retablo del Monasterio de la Mejorada, Jorge Inglés, siglo XV.
GRANDES
MUJERES DE LA EDAD MEDIA
El viaje de Ken Follet
hacia la Edad Media: Grandes mujeres
El papel de las mujeres en la Edad Media muy a menudo se
subestima, se las considera reprimidas y doblegadas. Pero en realidad muchas
eran auténticas agitadoras. Algunas, como Juana de Arco, lideraron ejércitos en
la batalla. Otras escribieron libros que desafiaban a la autoridad.
El documental arranca con la historia de Hildegard von Bingen, una
monja alemana del siglo XII que inspiró el personaje de Caris en ‘Un mundo
sin fin’. Von Bingen puso a prueba a curas y obispos, papas y emperadores.
Fue una de las primeras compositoras de música y escribió sobre religión,
naturaleza, medicina e incluso sexo.
Con el clero
en contra, llegó a fundar su propio convento, desafió a los clérigos y les
sermoneó sobre la inmoralidad de sus acciones. Cuando murió a los 79 años se
había convertido en la mujer más influyente de la Cristiandad. Hoy sigue
teniendo devotos por todo el mundo y el Vaticano la canonizó en el año 2012.
Más de un siglo después, la escritora y mística Marguerite Porete
fue incluso más lejos que Hildegard al cuestionar la raíz de las enseñanzas de
la Iglesia. Su mensaje revolucionario se resumía en una frase: “No necesitas
a la Iglesia para encontrar el camino hacia Dios”.
Marguerite
rechazó a quienes la advirtieron de que sería condenada por hereje y continuó
extendiendo sus ideas y su obra. En 1310 fue quemada en la hoguera tras ser
juzgada por herejía. Ken Follett se inspiró en ella para crear otro de los
personajes de ‘Un mundo sin fin’.
La tercera de las mujeres que Follett retrata en
el documental es Juana de Arco, la mujer que inspiró la lucha en Francia
frente a sus invasores extranjeros.
Según la historia, Juana de Arco fue reclutada por la poderosa suegra del
futuro rey de Francia, Yolanda de Aragón, en su búsqueda de una mujer fuerte
que aceptara el papel de salvadora de Francia. Lo que no se esperaba era que la
joven llevara tan lejos su papel como heroína de guerra. Abandonada finalmente
por la monarquía, Juana fue capturada por sus enemigos y quemada en la hoguera
en 1429. Su muerte y martirio la convirtieron en una de las heroínas más
populares de todos los tiempos.
EL FINAL DE LA EDAD MEDIA.
1.La Crisis Del Siglo XIV
El siglo XIV fue terrible para Europa:
•Un periodo de malas cosechas provocó hambre y una
disminución de la población.
•A partir de 1347, se desarrolló la peste negra, que provocó
la muerte de un tercio de la población europea.
•Entre 1337 y 1413, tuvo lugar la Guerra de los Cien Años,
que enfrentó a varias países europeos.
Se produjo una ruptura dentro de la Iglesia católica, el llamado CISMA
DE OCCIDENTE:
•Durante varias décadas, hubo dos Papas a la vez, uno en Roma
y otro en la ciudad francesa de Avignon.
•El problema se solucionó en 1417, cuando el Concilio de
Constanza eligió a Martín V como único Papa de la Iglesia católica.
2
HACIA LA EDAD MODERNA
La crisis del siglo XIV había sido muy profunda. Pero, a finales de
siglo, comenzaron una serie de cambios que darían lugar al fin de la Edad Media
y al surgimiento de un nuevo periodo que los historiadores llaman Edad Moderna:
•Mejoraron las cosechas, las gente empezó a comer mejor, se
redujeron las enfermedades y, como consecuencia, aumentó la población.
•Los señores feudales fueron perdiendo poder, que quedó en
manos de los reyes.
•En casi todos los estados, funcionaron cortes o parlamentos,
que colaboraban con los reyes en la elaboración de las leyes.
•Surgieron nuevas corrientes de pensamiento, como el
humanismo, y se produjo un desarrollo de la ciencia.
L LAS CIUDADES
La ciudad medieval francesa de Carcasona
Toda la cultura europea durante la Edad Media tiene
un acusado carácter agrícola. La ciudad
medieval es una ciudad amurallada que aparece como lugar cerrado dentro del
paisaje agrícola y forestal, sirviendo de fortaleza defensiva y refugio de los
habitantes y campesinos del entorno, a la vez que constituye el mercado dentro
de su área de influencia.
Tras la caída del Imperio Romano y las invasiones bárbaras,
aparecen en occidente dos culturas importantes con concepciones totalmente
diferentes de ciudad: el mundo islámico y el mundo cristiano, con la religión
como centro de la civilización.
CIUDADES CRISTIANAS
La Alta Edad Media está caracterizada por las sucesivas oleadas de invasiones que se
sucedieron hasta el siglo X (los pueblos godos, germanos, musulmanes, vikingos,
húngaros), que continuaron el proceso de ruralización y que imponen el
feudalismo.
Las villas medievales tuvieron sus orígenes en las formas
de explotación de los últimos tiempos del Imperio Romano y en las condiciones
que se produjeron a raíz de las invasiones. Durante aquellos tiempos
calamitosos, muchos pequeños propietarios prefirieron entregar su tierra a
algún propietario poderoso y convertirse en siervos de éste a cambio de recibir
su protección.
Así se va imponiendo poco a poco la sociedad feudal,
donde un señor, era el dueño de las tierras. Un gran señor podía tener bajo su
poder a cientos de villas, mientras que un feudo pequeño podía estar formado
por una sola villa. La parte mas importante de la villa estaba formada por la
casa señorial que muchas veces era un castillo fortificado.
Pero no sólo los señores feudales eran de condición
laica, ya que también la Iglesia podía poseer tierras; muchos señores feudales
también eran obispos.
Las ciudades tenían órganos de gobierno.
Los ayuntamientos, castillos y las catedrales eran los edificios más
importantes y eran el eje del gobierno de la ciudad, con lo cual los nobles
feudales y obispos eran los encargados de dirigir las ciudades, prestaban
homenaje a su rey y recaudaban impuestos.
Las ciudades cristianas no eran demasiado grandes y no tenían una desvinculación muy grande del campo, de hecho, muchos de
sus pobladores se dedicaban a tareas agrícolas. Esto se debe a que los dos
mundos, urbano y rural, están muy vinculados ya que uno depende del otro.
En la Baja Edad Media la situación variará. Las Cruzadas acercan a occidente y
oriente, lo que favorecerá al comercio. Esto supondrá que las ciudades
dejen de ser autárquicas y autosuficientes para pasar a comerciar y
especializarse. Todo este proceso comenzó en Italia, donde llegaban productos
de oriente, como la seda y las especias. Allí, la cantidad de bienes traídos
desde oriente llego a ser tan grande que el comercio se fue extendiendo hasta
cruzar los Alpes.
Un segundo sistema de comercio internacional
se desarrolló en los mares del norte, de modo que la lana inglesa y paños
flamencos eran llevados en barco por el Mar del Norte y el Mar Báltico a los
puertos escandinavos y bálticos donde eran intercambiados por cueros, pieles,
granos y madera.
Dentro de la ciudad existía un derecho jurídico llamado
fuero que concedía a los villanos el privilegio de ciertos oficios, exenciones
y obligaciones fiscales, y la celebración de ferias y mercados. Muchas
veces se creaban ciudades donde la concesión de un fuero presentase una ventaja
sobre el medio rural y favoreciese a la población de la urbe, tal es el caso de
los cruces de caminos de los grandes ejes económicos, como el Camino de
Santiago, los ríos navegables, la desembocadura o en el límite de la
navegación, como por ejemplo en torno al Sena o en el Rin.
Los elementos urbanísticos de estas
ciudades van a ser heredados de los romanos y griegos. Se caracterizan por
estar amuralladas, sus calles estaban organizadas de forma ortogonal, a pesar
de que en algunas ocasiones se adaptaban al terreno y pueden parecer
irregulares.
Las viviendas: las casas son muy humildes y no tienen sistemas de saneamiento, por lo que
la vida se realiza en las calles y espacios públicos, como mercados, iglesias y
plazas que se construyen en algunos casos porticadas para resguardar a la
población de las inclemencias del tiempo.
Los barrios: dentro de las ciudades había segregación funcional. La ciudad estaba
dividida en barrios y parroquias y en cada barrio o calle se agrupaban los
diferentes oficios y gremios que controlaban la producción, la venta, los
precios de los productos, la calidad y tenían ciertos privilegios. Hoy día
existen calles como: la calle tinte, calle paños, calle zapateros, calle
herreros; llamadas así por agrupar en el pasado a los distintos trabajadores de
cada uno de los gremios en una calle determinada.
El mercado: en todas las ciudades se daba la existencia de plazas, en ellas se
instalan los mercados y las ferias. En torno a la plaza se construían los
edificios más importantes de la ciudad, como la Iglesia o la Catedral, el
ayuntamiento, las casas gremiales, etc... Sin embargo el mercado no es permanente,
el día a día de los ciudadanos estaba dedicado a cultivar la tierra y trabajar,
y sólo en los días de fiesta se abrían los mercados. Aunque se podía ir a
comprar los artículos de consumo a los productores, en sus barrios o calles.
Las murallas:el rey castellano Alfonso X El Sabio,
definió la ciudad como un lugar cerrado por una muralla. Desde este momento la
mayoría de ciudades se amurallan, tanto por motivos defensivos como con el fin
de colocar una frontera territorial y judicial para los distintos fueros.
También sirvieron para controlar la percepción de los impuestos de paso:
portazgos, pontazgos y derechos de almacenaje. La muralla ,que al principio
estaba un poco alejada de las casas para facilitar la defensa, pronto fué
alcanzada por los edificios que incluso se podrían adosar a ella. La muralla
imponía los límites de la ciudad, por ello las calles se fueron estrechando y
se hicieron más irregulares, ya que todo el mundo quería vivir dentro para
aprovechar sus fueros y no tener que pagar cada vez que se entrara a la ciudad.
Aún así, cuando la ciudad no podía soportar más población, continuaron
construyendo barrios fuera del recinto amurallado, llamados arrabales.
La Ciudad Medieval
LA CIUDAD MUSULMANA O ISLÁMICA
Modelo de ciudad medieval islámica
La sociedad en el Islam poco ha cambiado desde la Edad Media, ya que
hoy en día su código civil sigue siendo el Corán. Se trata de una sociedad en
la que no hay ciudadanos, sino que hay creyentes, lo cual es algo muy
significativo, puesto que la religión siempre está ligada al poder y al
dominio. En el mundo cristiano están claramente separados, el Papa es la cabeza
de la Iglesia y los Reyes y señores se encargan del gobierno. En el mundo
musulmán, sin embargo, estos dos poderes siempre van de la mano.
Desde las Alcazabas, que son
ciudadelas fortificadas con dependencias familiares en el interior, (que pueden
ser e ocasiones palacios) el califa o imán, sucesor del Profeta, gobernaba
la ciudad. Unía en él la autoridad suprema y espiritual, y designaba también en
cada ciudad, a los ministros o visires, a los gobernadores, los comandantes en
jefe, los recaudadores de impuestos y hasta al cuerpo de policía (surta),
que velaba por el orden y protegía la ciudad de sus enemigos.
La civilización islámica consiste en un modelo
urbano formado por grandes ciudades a mucha distancia unas de otras,
conectadas entre si por medio de rutas de caravanas. El entorno físico del
mundo musulmán se desarrolla en lugares desérticos donde llueve poco y el agua
no abunda, así que la población se agrupa en las ciudades. La escasez de agua
hace que las ciudades se asienten en lugares estratégicos, y en zonas con
valles fértiles donde desarrollan técnicas de regadío.
Puede parecer que las ciudades islámicas no tienen ningún orden urbanístico
aparente, pero si analizamos detenidamente su estructura podemos encontrar
diferentes elementos urbanísticos:
Las viviendas: la
civilización Islámica tiene un carácter doméstico. La vida se desarrolla
fundamentalmente en la casa. La familia y la casa son sagradas, el centro de
las funciones. Las casas tienen un patio interior ajardinado, debido al calor,
y dos tipos de estancias: las privadas o harén, y el salámlik en donde
se reciben las visitas. Las funciones se desarrollan más en el interior y las
calles tendrán una función de acceso a las viviendas. La casa es la matriz del
tejido urbano y las calles el negativo. En cambio, para las ciudades
cristianas, la calle es un espacio básico de convivencia.
Los barrios:muchas de
estas calles forman barrios, que en algunas ocasiones pueden estar amurallados,
separándolos de otros barrios de la ciudad con puertas que se cierran por la
noche y los días de fiesta. No hay en la ciudad islámica plazas, ni edificios
públicos y de diversión, como teatros y circos.
El mercado: el zoco,
lugar del mercado, no se sitúa en una plaza si no que se emplazaba en un barrio
con las mismas características que los demás; calles estrechas y tortuosas,
incluso cubiertas para protegerse del sol. Al igual que ocurre en las ciudades
cristinas, la segregación de oficios es muy visible, así hay barrios de
carpinteros, tejedores, orfebres, zapateros… pero en este casi si se pueden
observar tiendas de carácter permanente en las ciudades musulmanas, algo que no
encontrabamos en las ciudades occidentales.
Las murallas: las
ciudades medievales islámicas tienen muralla y por lo tanto tiene puertas en
las que se pagan impuestos de paso por las mercancías. La muralla encierra la
medina: la ciudad. Fuera de los muros se extienden arrabales que suelen estar
especializados en oficios no deseados dentro de la ciudad, como los curtidores.
Los musulmanes construyen los muros de manera diferente a los cristianos, en
vez de construirlos con mampostería de piedra, los construyen con
tapial. Hay muchas maneras de construir en tapial, pero una de las
más comunes es con cal y canto, haciendo cajones de madera en
los que iban poniendo capas de cal y otras de cantos con mortero que hacían de
argamasa, y cada capa la iban apelmazando. Cuando se secaba, quitaban el cajón
de madera y conseguían tener un bloque macizo.
El plano de las ciudades islámicas es muy complejo, debido a la
función que desempeña la calle, que es de acceso. No existen prácticamente las
calles ortogonales y casi no hay distinción entre calles principales y
secundarias. Su forma de crear el trazado urbano es: primero las casas y luego
las calles, al contrario que el sistema cristiano que harían primero las calles
y luego las casas. Por tanto, el entramado irregular lo forman las casas que se
van ampliando y van invadiendo las calles contiguas modificando su trazado,
incluso cortando calles, y haciendo callejones sin salida. Pero lo que si que
es cierto, es que hay ciertas calles que suelen ser más amplias; estas calles
son las que desembocan en la Mezquita Alhama (principal) que facilita el
tránsito de la población hacia el templo musulmán.
Los únicos lugares comunes en estas
ciudades son los baños, el zoco y la mezquita. Es por ello que en muchas
ocasiones estos lugares comunes se sitúan cerca de las puertas principales de
la ciudad, el más claro ejemplo son las Mezquitas Alhama, que atraerían a la
población tanto de dentro de la ciudad como de fuera cada viernes.
También la Alcazaba juega un papel fundamental en el plano de las ciudades
islamicas, siempre se situaría en la parte más alta, y al mismo tiempo, más
fácil de defender. Esta Alcazaba tiene su propia muralla, como si se tratase de
un barrio aparte del resto de la ciudad, por tanto la Alcazaba no es solo un
castillo, sino que es una ciudadela, que tiene todos los servicios en su
interior, tales como mezquita, baños, y viviendas para la población. Lo que la
distingue de otros barrios de la ciudad es que es el lugar donde se asienta el
poder.
Su población supera en mucho a las cristianas. Algunas de ellas
cuentan con más de 100.000 habitantes, y otras los 500.000, tales son los casos
de Córdoba, Bagdad, Damasco, Granada, Fez o Marraquech.